Los otros símbolos

Podrán decir lo que quieran, pero el verdadero símbolo de los colombianos es el sombrero vueltiao. O al menos así lo reveló una campaña que hace 16 años realizó la Revista Semana, Caracol Televisión y el Ministerio de Cultura, quienes, motivados por una experiencia similar realizada en otros países del mundo, postularon una lista de 50 símbolos nacionales, construida con académicos, periodistas y expertos en el tema y que, para mediados de ese año, contó con el aval de 394.606 colombianos quienes votaron por sus símbolos; cerca del 20% eligieron al sombrero vueltiao como ganador. Y no es para menos lucido por mandatarios de las más contrarias posturas, por artistas, movido durante la cumbiamba, encima del campeón del peso gallo, incluso importando desde otras latitudes, algo si tiene el sombrero vueltiao de todos nosotros, representa alegría y es una artesanía vistosa y apetecida, declarada patrimonio de la nación; también significa campo, tierra y campesinado.  Pero, como suele suceder con los símbolos, la realidad del origen y la tradición en la fabricación del sombrero vueltiao, tiene otra dimensión. Revisemos en esos otros símbolos el registro que el periódico El Espectador realizó en 2015 sobre la realidad en su fabricación en los campos y caseríos de la costa caribe colombiana.

https://www.youtube.com/watch?v=Q-pGOb0e7SI

Otra interesante mirada la propone una crónica de Juan Gonzalo Ángel para Tv Agro en un viaje a Tuchín, la cuna del sombrero vueltiao.

https://youtu.be/X5F5yG62tRY

Otro de esos símbolos nacionales, que no necesita el concurso para estar afincado en la vida de los colombianos es el Sagrado Corazón de Jesús. Si miramos las obras de Juan Camilo Uribe y el rasgado en la piel con el concepto artístico de Andrés Felipe Uribe, estamos hablando de un símbolo que se instauró por gestión de Monseñor Bernardo Herrera, quien “iluminado por una luz interior” vio en la consagración del país a este símbolo, como la solución para ponerle fin a la sangrienta Guerra de los Mil Días. El presidente de la época Manuel Marroquín, aceptó la propuesta y el 22 de junio de 1902, en una gran ceremonia, fue consagrada la República de Colombia al Sagrado Corazón de Jesús, y como muestra de ello se construyó un templo conocido como El Voto Nacional, ubicada a un costado del Parque de los Mártires en Bogotá. Según los creyentes, cinco meses después la guerra llegó a su fin, gracias al poder de la fe. Esta consagración constitucional, llegó a su fin en 1994, con la nueva constitución colombiana que declaraba al país como un Estado Laico. Pero esa devoción mueve aun masas, hace milagros, como el que ocurrió en Usiacurí, un pueblo cerca de Barranquilla donde el Sagrado Corazón y la Virgen del Carmen, en llave, hicieron milagros.

https://www.soho.co/historias/articulo/la-virgen-que-vivia-en-una-hoja-de-platano/27955/

Tenemos otro símbolo que también puede gustarse: el aguardiente. Según Alberto Aguirre, es el símbolo de Colombia “porque la evoca, y aún más, porque tiene la virtud de hacérsela sentir al ciudadano. Que son estas las funciones de un símbolo”.  Pero en el caso del aguardiente es tan intenso, que logra asumir la condición misma de patria y beodos, fiesteros y coterráneos de todas las latitudes y estratos del país del consumen por igual. Pablo Arango, filósofo y profesor de la Universidad de Caldas es autor de Grandes Borrachos Colombianos, un libro de crónicas de largo aliento que en este caso retomaremos de la revista El Malpensante para conocer lo que es ahogarse en una copa. (texto adjunto)

Tallerista:  Isaías Romero

Este encuentro será presencial. Recuerden confirmar previamente su participación a través de //www.banrepcultural.org/Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo." o 6076303133 ext. 7011, 7012; 315 579 8844.

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